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domingo, 31 de agosto de 2014

Dejar huella




"No puedo creer que el propósito de la vida sea "ser feliz".Pienso que el propósito de la vida es ser útil, ser responsable, ser compasivo.Y, por encima de todo, que nuestra existencia importe: que cuente para algo, que signifique algo, que el mundo se haya transformado con nuestro paso por él."








sábado, 30 de agosto de 2014

G. García Márquez




"Estar enamorado es como tener dos almas."






Benjamin Franklin




"No se encuentra por ninguna parte la libertad cuando al pueblo se le imponen demasiados impuestos y reglamentos."





Chismorreos




"Nuestro apetito por el chismorreo nos hace engullir todo cuanto se nos presenta, y a la postre  descubrimos, demasiado tarde, que lo que consumismos fueron nuestros ideales; y que esa comilona, lejos de engrandecernos, sólo nos ha empequeñecidos."



Mediocres




"El gran riesgo de la mediocridad es que se trata de una enfermedad sin dolores. Los mediocres son, o parecen ser, si no felices, cuanto menos tranquilos. Y en esa especie de tranquila ciénaga interior es muy difícil que la mediocridad llegue a hacerse insoportable."





viernes, 29 de agosto de 2014

Jacqueline Bouvier




Las hermanas Bouvier. Lee y  Jacqueline que era la mayor.
Lee Radziwill es una actriz y escritora estadounidense. Su hermana mayor Bouvier Kennedy, que fue desde 1961 a 1963 primera dama de los Estados Unidos.


En un baile de debutantes en 1951  


Las fotos fueron realizadas por Cecil Beaton y publicadas en la revista Vogue.


Enrique Jardiel Poncela




"Se es más esclavo de los débiles que de los fuertes."






jueves, 28 de agosto de 2014

Quiero




"Yo no quiero un "para siempre" de unos meses, yo quiero un "poco a poco" que nunca acabe."


Se nota




Cuando alguien te quiere se nota. Cuando no...
se nota más.


Sentimientos




Hay sentimientos en todas partes...Sé cortés.


Juramento




"...Él juró que volvería y empapada en  llanto, ella juró que esperaría."






Deseo




Me encantaría quererte un poco menos...


H. Borland.




"Si quieres conocer la fortaleza y la paciencia, frecuenta la compañía de los árboles."



miércoles, 27 de agosto de 2014

Livia Hérnandez




"Él le pidió una prueba de amor...ella lo dejó libre."




Cinco pasos




Hace años, no recuerdo donde, leí y copie este artículo. Me gustó y hoy quiero compartirlo con vosotros. No se el nombre del autor por ello no lo publico, pero es muy interesante y puede mejorar la vida. Así que aquí os lo dejo, espero que os sirva y os guste ...

"La vida es un continuo ejercicio de superación. Todos queremos alcanzar la máxima felicidad posible, y sabemos que esta pasa por lograr ser mejores personas, pero solemos fallar al enfocar nuestras decisiones vitales. 
En general, las personas no actúan de forma injusta –o directamente mala– con sus congéneres de forma consciente: lo hacen porque creen que están haciendo lo correcto, aunque no lo sea, o porque no han valorado las consecuencias que sus decisiones tienen sobre otras personas. 
Muchas veces estamos tan enfrascados en lograr el éxito (a todos los niveles), que nos olvidamos de mejorar la forma en que tratamos a los demás, y a nosotros mismos. 
Nunca seremos felices si no logramos antes ser mejores personas y la bondad, como todo en esta vida, se puede educar y entrenar.

Esto son cinco aspectos que debes tener en cuenta para ser una mejor persona y alcanzar la verdadera felicidad.

1. Trabaja la gratitud y el altruismo.

Dice el refrán que “es de bien nacidos ser agradecido”, lo que no dice es que, además de ser positiva para los que nos rodean, la gratitud es una herramienta poderosa para sentirnos bien con nosotros mismos y así mismo el aspecto de nuestro carácter más fuertemente asociado a la satisfacción vital. 
La gratitud nos puede ayudar a superar los traumas y el estrés, aumenta nuestra autoestima y nos ayuda a disolver las emociones negativas.
La mayor expresión de gratitud es el altruismo: hacer el bien sin esperar nada a cambio. 
Numerosos estudios han demostrado que la solidaridad está directamente relacionada con el bienestar, la salud, y la longevidad. 
Los actos de bondad hacen que nos sintamos bien con nosotros mismos y las emociones positivas que generamos hacen que tengamos una mayor capacidad de recuperación psicológica y física. 
Por ello, el voluntariado es una de las actividades más saludables que pueden realizar las personas mayores.

2. Mantén en buen estado tus redes sociales.

No nos referimos a estar todo el día en Facebook, sino a mantener la conexión con nuestros amigos, familiares, vecinos y compañeros de trabajo. 
Los buenos amigos deben cuidarse para no perderse y es de sobra conocida la capacidad que tiene la amistad para generar felicidad en nuestro entorno. 
Las tasas de depresión llevan creciendo de forma sostenida desde hace 50 años y una de sus principales causas es la soledad. 
Puedes creer que solo necesitas a tu pareja, tus padres y algún que otro amigo para ser feliz, pero lo cierto es que el egoísmo y la desidia en cuestiones de amistad se paga caro. 
No en vano, haber descuidado nuestras amistades perdiendo el contacto con estas, es uno de los aspectos que más lamentamos en nuestro lecho de muerte.

3. Sé optimista.

Las personas pesimistas no son peores personas, pero de forma casi inconsciente tienden a generar un entorno desmotivador que no es beneficioso ni para ellos mismos, ni para la gente que les rodea. 
Si queremos mejorar como personas, y ser más felices, debemos pues trabajar nuestra actitud frente a la vida, algo muy estudiado en los últimos años por la psicología positiva. 
Tal como promulga esta corriente de la psicología, la felicidad no es algo que se pueda alcanzar: no es una meta, es un estado que debe entrenarse todos los días. 
En el fondo, todo lo que nos rodea puede tener una lectura negativa, máxime en estos días en los que el pesimismo es abrumador. 
Si no buscamos una lectura optimista de las cosas la infelicidad será una constante y contagiaremos esta a nuestros seres más queridos.
El optimismo se puede trabajar siguiendo tres prácticos consejos. 
Trata de concentrar tu tiempo y energía en cosas sobre las que tengas el control, si los acontecimientos te desbordan pide ayuda o cambia de estrategia, pero no te estanques: el perfeccionismo es una gran fuente de pesimismo. En segundo lugar, si tienes que enfrentar una situación complicada o directamente fatídica (como la muerte de un ser querido), piensa que vendrán tiempos mejores, y transmite esperanza a los tuyos. Por último, haz un esfuerzo por distinguir las distintas facetas de la vida. 
Trata de que las desavenencias que, por ejemplo, puedan surgir en el trabajo no te afecten en tu día a día familiar, y viceversa. Esto es importantísimo si quieres cuidar a la gente que te rodea, ya sea tu familia, tus amigos, o tus compañeros de trabajo, que no tienen por qué aguantar a alguien de mal humor por asuntos que están fuera de su alcance y que, en el fondo, no les atañen.

4. Dale menos importancia a los aspectos materiales.

La psicología ha demostrado en multitud de ocasiones que el dinero no da la felicidad y, aunque la expresión se ha convertido en un lugar común poco convincente, los datos demuestran que, pasado un punto, el bienestar material no guarda relación con nuestra felicidad. 
Si ponemos nuestra ilusión en manos de aspectos materiales lo más probable es que labremos una infelicidad crónica, pues nunca tendremos suficientes cosas.
Uno de los aspectos más estudiados por la filosofía, la religión y, hoy en día, por la psicología positiva, es lo que conocemos como “el sentido de la vida”. ¿Qué queremos lograr a nuestro paso por ésta? ¿Cuáles son nuestras metas? 
La caída de las grandes ideologías y el declive de las religiones han provocado una ausencia de sentido vital que en las sociedades occidentales es casi patológica. 
Debemos plantearnos a diario qué queremos lograr en nuestra vida y, a buen seguro, nos daremos cuenta de que los aspectos materiales no tienen ninguna importancia en el sentido último de esta. Las personas felices tienen unos valores que mantener y unos objetivos por los que les merece la pena trabajar.

5. Haz lo que amas.

No importa el dinero que ganes: nunca serás feliz si dedicas tu tiempo a hacer algo que no te gusta. 
Está claro que no todo el mundo tiene la suerte de trabajar en aquello que le resulta más atractivo, pero todos podemos cambiar a mejor. 
Para ello debemos trabajar la autoeficacia: la confianza y convicción de que es posible alcanzar los resultados esperados para cada meta propuesta. Evidentemente, no vamos a lograr todo lo que nos proponemos, pero el problema para muchas personas es que ni siquiera se plantean cambiar, por miedo a enfrentarse a las dificultades que puedan surgir, y acaban generando problemas inexistentes.
Este consejo no se debe aplicar sólo a nuestro trabajo. 
Quizás, tal como están las cosas, es poco realista encontrar un puesto más interesante que el que tenemos (aunque sí podemos realizar nuestra labor de una manera que nos resulte más satisfactoria), pero podemos hacer lo que realmente nos gusta en nuestro tiempo libre. 
Según un estudio japonés realizado entre jubilados, la tasa de mortalidad es significativamente menor en aquellas personas que practican una afición concreta. 
La ecuación es sencilla: si nos llena lo que hacemos, seremos más felices, y esta felicidad se contagiará a nuestro entorno. 
Es muy fácil distinguir a una persona que está haciendo lo que le gusta: irradia felicidad y contagia optimismo.





Encuentros




"Te vi, y dije...De aquí soy."


lunes, 25 de agosto de 2014

Santoral del día: San Luis IX.




Rey de Francia.

San Luis IX, rey de Francia, que, tanto en tiempo de paz como durante la guerra para defensa de los cristianos, se distinguió por su fe activa, su justicia en el gobierno, el amor a los pobres y la paciencia en las situaciones adversas. 

Tuvo once hijos en su matrimonio, a los que educó de una manera inmejorable y piadosa, y gastó sus bienes, fuerzas y su misma vida en la adoración de la Cruz, la Corona y el sepulcro del Señor, hasta que, contagiado de peste, murió en el campamento de Túnez, en la costa de África del Norte (1270).

Etimología: Luis = guerrero ilustre. Viene de la lengua alemana.

Fecha de canonización: El Papa Bonifacio VIII lo canonizo en el año 1297.

San Luis, rey de Francia, es, ante todo, un Santo cuya  figura angélica impresionaba a todos con sólo su presencia. 
Vive en una época de grandes heroísmos cristianos, que él supo aprovechar en medio de los esplendores de la corte para ser un dechado perfecto de todas las virtudes. 
Nace en Poissy el 25 de abril de 1214, y a los doce años, a la muerte de su padre, Luis VIII, es coronado rey de los franceses bajo la regencia de su madre, la española Doña Blanca de Castilla. Ejemplo raro de dos hermanas, Doña Blanca y Doña Berenguela, que supieron dar sus hijos, más que para reyes de la tierra, para santos y fieles discípulos del Señor. 
Las madres, las dos princesas hijas del rey Alfonso VIII de Castilla, y los hijos, los santos reyes San Luis y San Fernando.

En medio de las dificultades de la regencia supo Doña Blanca infundir en el tierno infante los ideales de una vida pura e inmaculada. 
No olvida el inculcarle los deberes propios del oficio que había de desempeñar más tarde, pero ante todo va haciendo crecer en su alma un anhelo constante de servicio divino, de una sensible piedad cristiana y de un profundo desprecio a todo aquello que pudiera suponer en él el menor atisbo de pecado. «Hijo -le venía diciendo constantemente-, prefiero verte muerto que en desgracia de Dios por el pecado mortal».

Es fácil entender la vida que llevaría aquel santo joven ante los ejemplos de una tan buena y tan delicada madre. Tanto más si consideramos la época difícil en que a ambos les tocaba vivir, en medio de una nobleza y de unas cortes que venían a convertirse no pocas veces en hervideros de los más desenfrenados, rebosantes de turbulencias y de tropelías. Contra éstas tuvo que luchar denodadamente Doña Blanca, y, cuando el reino había alcanzado ya un poco de tranquilidad, hace que declaren mayor de edad a su hijo, el futuro Luis IX, el 5 de abril de 1234. 
Ya rey, no se separa San Luis de la sabia mirada de su madre, a la que tiene siempre a su lado para tomar las decisiones más importantes. 
En este mismo año, y por su consejo, se une en matrimonio con la virtuosa Margarita, hija de Ramón Berenguer, conde de Provenza. Ella sería la compañera de su reinado y le ayudaría también a ir subiendo poco a poco los peldaños de la santidad.

En lo humano, el reinado de San Luis se tiene como uno de los más ejemplares y completos de la historia. 
Su obra favorita, las Cruzadas, son una muestra de su ideal de caballero cristiano, llevado hasta las últimas consecuencias del sacrificio y de la abnegación. 
Por otra parte, tanto en la política interior como en la exterior San Luis ajustó su conducta a las normas más estrictas de la moral cristiana. 
Tenía la noción de que el gobierno es más un deber que un derecho; de aquí que todas sus actividades obedecieran solamente a esta idea: el hacer el bien buscando en todo la felicidad de sus súbditos.

Desde el principio de su reinado San Luis lucha para que haya paz entre todos, pueblos y nobleza. Todos los días administra justicia personalmente, atendiendo las quejas de los oprimidos y desamparados. 
Desde 1247 comisiones especiales fueron encargadas de recorrer el país con objeto de enterarse de las más pequeñas diferencias. Como resultado de tales informaciones fueron las grandes ordenanzas de 1254, que establecieron un compendio de obligaciones para todos los súbditos del reino.

El reflejo de estas ideas, tanto en Francia como en los países vecinos, dio a San Luis fama de bueno y justiciero, y a él recurrían a veces en demanda de ayuda y de consejo. 
Con sus nobles se muestra decidido para arrancar de una vez la perturbación que sembraban por los pueblos y ciudades. 
En 1240 estalló la última rebelión feudal a cuenta de Hugo de Lusignan y de Raimundo de Tolosa, a los que se sumó el rey Enrique III de Inglaterra. 
San Luis combate contra ellos y derrota a los ingleses en Saintes (22 de julio de 1242). Cuando llegó la hora de dictar condiciones de paz el vencedor desplegó su caridad y misericordia. Hugo de Lusignan y Raimundo de Tolosa fueron perdonados, dejándoles en sus privilegios y posesiones. Si esto hizo con los suyos, aún extremó más su generosidad con los ingleses: el tratado de París de 1259 entregó a Enrique III nuevos feudos de Cahors y Périgueux, a fin de que en adelante el agradecimiento garantizara mejor la paz entre los dos Estados.

Padre de su pueblo y sembrador de paz y de justicia, serán los títulos que más han de brillar en la corona humana de San Luis, rey. Exquisito en su trato, éste lo extiende, sobre todo, en sus relaciones con el Papa y con la Iglesia. 
Cuando por Europa arreciaba la lucha entre el emperador Federico II y el Papa por causa de las investiduras y regalías, San Luis asume el papel de mediador, defendiendo en las situaciones más difíciles a la Iglesia. 
En su reino apoya siempre sus intereses, aunque a veces ha de intervenir contra los abusos a que se entregaban algunos clérigos, coordinando de este modo los derechos que como rey tenía sobre su pueblo con los deberes de fiel cristiano, devoto de la Silla de San Pedro y de la Jerarquía. 
Para hacer más eficaz el progreso de la religión en sus Estados se dedica a proteger las iglesias y los sacerdotes. 
Lucha denodadamente contra los blasfemos y perjuros, y hace por que desaparezca la herejía entre los fieles, para lo que implanta la Inquisición romana, favoreciéndola con sus leyes y decisiones.

Personalmente da un gran ejemplo de piedad y devoción ante su pueblo en las fiestas y ceremonias religiosas. 
En este sentido fueron muy celebradas las grandes solemnidades que llevó a cabo, en ocasión de recibir en su palacio la corona de espinas, que con su propio dinero había desempeñado del poder de los venecianos, que de este modo la habían conseguido del empobrecido emperador del Imperio griego, Balduino II. 
En 1238 la hace llevar con toda pompa a París y construye para ella, en su propio palacio, una esplendorosa capilla, que de entonces tomó el nombre de Capilla Santa, a la que fue adornando después con una serie de valiosas reliquias entre las que sobresalen una buena porción del santo madero de la cruz y el hierro de la lanza con que fue atravesado el costado del Señor.

A todo ello añadía nuestro Santo una vida admirable de penitencia y de sacrificios. Tenía una predilección especial para los pobres y desamparados, a quienes sentaba muchas veces a su mesa, les daba él mismo la comida y les lavaba con frecuencia los pies, a semejanza del Maestro. Por su cuenta recorre los hospitales y reparte limosnas, se viste de cilicio y castiga su cuerpo con duros cilicios y disciplinas. 
Se pasa grandes ratos en la oración, y en este espíritu, como antes hiciera con él su madre, Doña Blanca, va educando también a sus hijos, cumpliendo de modo admirable sus deberes de padre, de rey y de cristiano.

Sólo le quedaba a San Luis testimoniar de un modo público y solemne el gran amor que tenía para con nuestro Señor, y esto le impulsa a alistarse en una de aquellas Cruzadas, llenas de fe y de heroísmo, donde los cristianos de entonces iban a luchar por su Dios contra sus enemigos, con ocasión de rescatar los Santos Lugares de Jerusalén. 
A San Luis le cabe la gloria de haber dirigido las dos últimas Cruzadas en unos años en que ya había decaído mucho el sentido noble de estas empresas, y que él vigoriza de nuevo dándoles el sello primitivo de la cruz y del sacrificio.

En un tiempo en que estaban muy apurados los cristianos del Oriente el papa Inocencio IV tuvo la suerte de ver en Francia al mejor de los reyes, en quien podía confiar para organizar en su socorro una nueva empresa. 
San Luis, que tenía pena de no amar bastante a Cristo crucificado y de no sufrir bastante por Él, se muestra cuando le llega la hora, como un magnífico soldado de su causa. 
Desde este momento va a vivir siempre con la vista clavada en el Santo Sepulcro, y morirá murmurando: «Jerusalén».

En cuanto a los anteriores esfuerzos para rescatar los Santos Lugares, había fracasado, o poco menos, la Cruzada de Teobaldo IV, conde de Champagne y rey de Navarra, emprendida en 1239-1240. Tampoco la de Ricardo de Cornuailles, en 1240-1241, había obtenido otra cosa que la liberación de algunos centenares de prisioneros.

Ante la invasión de los mogoles, unos 10.000 kharezmitas vinieron a ponerse al servicio del sultán de Egipto y en septiembre de 1244 arrebataron la ciudad de Jerusalén a los cristianos. Conmovido el papa Inocencio IV, exhortó a los reyes y pueblos en el concilio de Lyón a tomar la cruz, pero sólo el monarca francés escuchó la voz del Vicario de Cristo.

Luis IX, lleno de fe, se entrevista con el Papa en Cluny (noviembre de 1245) y, mientras Inocencio IV envía embajadas de paz a los tártaros mogoles, el rey apresta una buena flota contra los turcos. 
El 12 de junio de 1248 sale de París para embarcarse en Marsella. Le siguen sus tres hermanos, Carlos de Anjou, Alfonso de Poitiers y Roberto de Artois, con el duque de Bretaña, el conde de Flandes y otros caballeros, obispos, etc. Su ejército lo componen 40.000 hombres y 2.800 caballos.

El 17 de septiembre los hallamos en Chipre, sitio de concentración de los cruzados. Allí pasan el invierno, pero pronto les atacan la peste y demás enfermedades. 
El 15 de mayo de 1249, con refuerzos traídos por el duque de Borgoña y por el conde de Salisbury, se dirigen hacia Egipto. «Con el escudo al cuello -dice un cronista- y el yelmo a la cabeza, la lanza en el puño y el agua hasta el sobaco», San Luis, saltando de la nave, arremetió contra los sarracenos. Pronto era dueño de Damieta (7 de junio de 1249). 
El sultán propone la paz, pero el santo rey no se la concede, aconsejado de sus hermanos. 
En Damieta espera el ejército durante seis meses, mientras se les van uniendo nuevos refuerzos, y al fin, en vez de atacar a Alejandría, se decide a internarse más al interior para avanzar contra El Cairo. 
La vanguardia, mandada por el conde Roberto de Artois, se adelanta temerariamente por las calles de un pueblecillo llamado Mansurah, siendo aniquilada casi totalmente, muriendo allí mismo el hermano de San Luis (8 de febrero de 1250). 
El rey tuvo que reaccionar fuertemente y al fin logra vencer en duros encuentros a los infieles. Pero éstos se habían apoderado de los caminos y de los canales en el delta del Nilo, y cuando el ejército, atacado del escorbuto, del hambre y de las continuas incursiones del enemigo, decidió, por fin, retirarse otra vez a Damieta, se vio sorprendido por los sarracenos, que degollaron a muchísimos cristianos, cogiendo preso al mismo rey, a su hermano Carlos de Anjou, a Alfonso de Poitiers y a los principales caballeros (6 de abril).

Era la ocasión para mostrar el gran temple de alma de San Luis. 
En medio de su desgracia aparece ante todos con una serenidad admirable y una suprema resignación. 
Hasta sus mismos enemigos le admiran y no pueden menos de tratarle con deferencia. 
Obtenida poco después la libertad, que con harta pena para el Santo llevaba consigo la renuncia de Damieta, San Luis desembarca en San Juan de Acre con el resto de su ejército. 
Cuatro años se quedó en Palestina fortificando las últimas plazas cristianas y peregrinando con profunda piedad y devoción a los Santos Lugares de Nazaret, Monte Tabor y Caná. 
Sólo en 1254, cuando supo la muerte de su madre, Doña Blanca, se decidió a volver a Francia.

A su vuelta es recibido con amor y devoción por su pueblo. 
Sigue administrando justicia por sí mismo, hace desaparecer los combates judiciarios, persigue el duelo y favorece cada vez más a la Iglesia. 
Sigue teniendo un interés especial por los religiosos, especialmente por los franciscanos y dominicos. 
Conversa con San Buenaventura y Santo Tomás de Aquino, visita los monasterios y no pocas veces hace en ellos oración, como un monje más de la casa.

Sin embargo, la idea de Jerusalén seguía permaneciendo viva en el corazón y en el ideal del Santo. 
Si no llegaba un nuevo refuerzo de Europa, pocas esperanzas les iban quedando ya a los cristianos de Oriente. 
Los mamelucos les molestaban amenazando con arrojarles de sus últimos reductos. Por si fuera poco, en 1261 había caído a su vez el Imperio Latino, que años antes fundaran los occidentales en Constantinopla. 
En Palestina dominaba entonces el feroz Bibars (la Pantera), mahometano fanático, que se propuso acabar del todo con los cristianos. 
El papa Clemente IV instaba por una nueva Cruzada. Y de nuevo San Luis, ayudado esta vez por su hermano, el rey de Sicilia, Carlos de Anjou, el rey Teobaldo II de Navarra, por su otro hermano Roberto de Artois, sus tres hijos y gran compañía de nobles y prelados, se decide a luchar contra los infieles.

En esta ocasión, en vez de dirigirse directamente al Oriente, las naves hacen proa hacia Túnez, enfrente de las costas francesas. 
Tal vez obedeciera esto a ciertas noticias que habían llegado a oídos del Santo de parte de algunos misioneros de aquellas tierras. 
En un convento de dominicos de Túnez parece que éstos mantenían buenas relaciones con el sultán, el cual hizo saber a San Luis que estaba dispuesto a recibir la fe cristiana. 
El Santo llegó a confiarse de estas promesas, esperando encontrar con ello una ayuda valiosa para el avance que proyectaba hacer hacia Egipto y Palestina.

Pero todo iba a quedar en un lamentable engaño que iba a ser fatal para el ejército del rey. 
El 4 de julio de 1270 zarpó la flota de Aguas Muertas y el 17 se apoderaba San Luis de la antigua Cartago y de su castillo. 
Sólo entonces empezaron los ataques violentos de los sarracenos.

El mayor enemigo fue la peste, ocasionada por el calor, la putrefacción del agua y de los alimentos. Pronto empiezan a sucumbir los soldados y los nobles. 
El 3 de agosto muere el segundo hijo del rey, Juan Tristán, cuatro días más tarde el legado pontificio y el 25 del mismo mes la muerte arrebataba al mismo San Luis, que, como siempre, se había empeñado en cuidar por sí mismo a los apestados y moribundos. Tenía entonces cincuenta y seis años de edad y cuarenta de reinado.


Pocas horas más tarde arribaban las naves de Carlos de Anjou, que asumió la dirección de la empresa. 
El cuerpo del santo rey fue trasladado primeramente a Sicilia y después a Francia, para ser enterrado en el panteón de San Dionisio, de París. Desde este momento iba a servir de grande veneración y piedad para todo su pueblo. 
Unos años más tarde, el 11 de agosto de 1297, era solemnemente canonizado por Su Santidad el papa Bonifacio VIII en la iglesia de San Francisco de Orvieto (Italia).


Una vez leí...



"La única revolución que necesita ese país es una con la que muy pocos quieren comprometerse. Es muy antigua y nunca pasa de moda porque comienza la solución de los problemas en la raíz del problema: el hombre. 
Mientras el hombre y la mujer no cambien interiormente ninguna ley o millones de leyes podrá hacerlo. 
Son diez puntos, solo diez , el programa que cambiaría esta sociedad corrupta. 
Desde hace cinco mil años se han llamado: los diez mandamientos. 
Sólo con aplicar dos de ellos : 
NO ROBAR, NO MENTIR, estaría arreglado la mitad del problema, aunque en realidad bastaría con uno solo: AMA A TU PROJIMO COMO A TI MISMO."


Lord Herbert H. Asquith



"La juventud sería el estado ideal si llegara un poco más tarde." 







domingo, 24 de agosto de 2014

Definición



Pidieron a un hombre de negocios que definiera el éxito, y dijo:" el que al despertar por la mañana da un salto de la cama y grita: Qué alegría!!!, un nuevo día!!!. Ese hombre ha tenido éxito en la vida"



Dr. Wayne D



La abundancia no es algo que nosotros adquirimos;
es algo que nosotros sintonizamos.

Qué es la abundancia? 
La abundancia es un estado del ser. La abundancia es el estado en el cual sientes que tienes todo lo que quieres. Es un sentimiento activo, una emocion. La abundancia esta en tu humor vibratorio, la abundancia esta en tus emociones diarias. La abundancia es parte de tu integridad y esta en tu mente, cuerpo y espiritu. La abundancia no es una cuenta en dólares o cosas materiales como mucha gente piensa.

Qué es la pobreza? 
La pobreza tambien es un estado del ser. Pobreza es el estado de carecer de lo que quieres. Pobreza es el estado de resistencia para tener lo que quieres. Es un sentimiento activo, una emoción. La pobreza está en tu humor vibratorio, la pobreza esta en tus emociones diarias. La pobreza es parte de tu integridad y esta en tu mente, cuerpo y espíritu. La pobreza no es la ausencia de dinero en tu cuenta bancaria o cosas materiales como mucha gente piensa.

Si, la abundancia y la pobreza son estados del ser. Están en nuestras creencias, pensamientos y emociones. Por eso es que hay algunas personas que no tienen muchas cosas materiales y son felices, tienen abundancia en sus vidas porque ellos creen y sienten que tienen todo lo que ellos quieren; por otro lado, podemos ver algunas personas que tienen muchas cosas materiales y se rodean de lujos y se estan quejando todo el tiempo porque no tienen suficiente. Este tipo de personas no tiene abundancia en sus vidas aún cuando ellos tienen todas las cosas materiales que quieren.

Siendo que la abundancia y la pobreza son estados del ser, podemos crearlas a través de nuestro humor vibracional, de nuestras emociones o estados de ánimo. Qué estás creando diariamente? Si te estás quejando de la falta de dinero y diciéndote a ti mismo y a los demás que es muy difícil tener dinero, o que el dinero es un problema, estos sentimientos están bloqueando la abundancia y estás creando más pobreza. Pero tu puedes crear lo que quieras, ¿Qué quieres crear, pobreza o abundancia? Somos creadores y creamos cosas de adentro hacia afuera. La abundancia es una emoción, la emoción de tener todo lo que quieres sin importar las circunstancias.

Quizás estás pensando: Es fácil de decirlo, pero es muy difícil cuando tienes deudas y no tienes dinero para pagar las cuentas, y es correcto, es muy difícil, así que estás creando más pobreza cuando piensas de esa forma y empeoras tu situación. Si quieres crear abundancia en tu vida, la forma mas fácil es empezar con tus palabras. Las palabras crean pensamientos. La repetición de las palabras se convierte en creencias, y las creencias crean sentimientos; tú puedes activar esos sentimientos para convertirlos en emociones y tus emociones son tu humor vibracional.

Empieza por saber que tú te mereces sólo cosas buenas, lo mejor. La abundancia te está esperando, solo necesitas estar en el mismo humor vibracional.

He aqui tres cosas que puedes hacer para estar en el humor correcto y permitir que la abundancia llegue a tu vida:

1. Repite y practica afirmaciones positivas: Yo merezco solo cosas buenas. Yo soy abundancia. Cada célula de mi cuerpo, mente y espíritu está llena de abundancia. Yo estoy abierta a recibir dinero en mi vida. El dinero llega a mi de diferentes formas…

Se agradecido por todo lo que tienes (no te quejes por las cosas que no tienes o que has perdido). La gratitud abre las puertas para recibir lo que estás pidiendo y te hace sentir merecedor. Gracias Dios por todo lo que tengo y por las cosas maravillosas que están por llegar a mi. No te acuestes sin agradecer de cinco a diez cosas que te ocurrieron durante el día. También puedes escribir tus afirmaciones de gratitud en tu diario de agradecimientos

3. Practica el Tapping Meridiano para corregir o cambiar tus creencias y estados de ánimo sobre el dinero y permitir que la abundancia llegue a tu vida.

El Universo está lleno de abundancia y está esperando para darte lo que es tuyo. Toma esfuerzo y mucha práctica para cambiar tu pobreza en abundancia, pero vale la pena porque es lo que tú mereces. La abundancia es un estado del ser y tu puedes crearla ¿Qué estás esperando?

                                                                                                                                                                                       Dr. Wayne D





sábado, 23 de agosto de 2014

Paco de Lucia




"La guitarra es como la mujer, cuando crees que la dominas es cuando te demuestra lo contrario." 




Respeto




"Muestra respeto por todos, pero jamás te doblegues ante nadie."


Vive...



"Vive tu vida de modo que el temor a la muerte no pueda entrar nunca en tu corazón."


TECUMSEH. Jefe indio




"Vive tu vida sin que el temor a la muerte pueda entrar jamás en tu corazón.
No molestes a nadie por su religión.
Respeta la opinión de los demás y exige que ellos respeten la tuya.

Siempre ofrece una palabra o haz una señal de saludo cuando te encuentres o te cruces con un amigo, o incluso a un extraño en un lugar solitario.

Muestra respeto por todos, pero jamas te doblegues ante nadie.

Cuando te levantes por la mañana, da gracias por tus alimentos y por la alegría de vivir, y si no encuentras motivos para agradecerlo, la culpa de ello reside en ti mismo.

No abuses de nadie ni de nada, que el abuso entorpece a los sabios y despoja al espíritu de sus visiones.

Ama la vida.
Perfecciónala siempre embelleciéndola.

Intenta que tu existencia sea larga y que esté al servicio de tu pueblo. Y cuando llegue la hora de morir no seas como aquellos llenos de temor hacia la muerte, que cuando les llega el momento lloran y rezan para volver a vivir su vida de un modo diferente.
Canta tu canción de muerte y muere como un héroe que regresa al hogar".-




Para siempre



...Lo importante es saber que nada es para siempre. Saber que nada es permanente.