A cierta edad, nuestro organismo y nuestro cerebro se acomodan a la rutina. Esto hace entrar a muchas personas en un estado de abatimiento y tristeza.
Para "remover" nuestro interior y que esto no ocurra es bueno adaptar, poco a poco, algunos cambios en nuestra vida.
Roger Walsh, profesor de psiquiatría y comportamiento humano
de la Universidad de California en Irvine descubrió en un estudio realizado
durante el 2010 que es buena para la salud física y mental hacer pequeños
cambios en nuestra rutina diaria, para que nuestro organismo y nuestra mente
funcionen adecuadamente.
Sin embargo por muy simples que parezcan los cambios a los
que hace relación el estudio de Walsh, la parte complicada está en cómo
traducimos estas nuevas formas de vivir al día a día más allá de la fuerza de
gravedad que tiene nuestra rutina.
Uno de los consejos primordiales es un cambio en nuestra
dieta, consumiendo más frutas y verduras y menos carnes rojas.
Hacer ejercicio mejora la sensación de bienestar, la perdida
de la memoria en los mayores e incrementa la formación de neuronas en el
cerebro.
Pasar tiempo en la naturaleza mejora las funciones
cognitivas y el bienestar.
Cultivar buenas relaciones incluso reduce el riesgo de
contraer un resfriado además de varias enfermedades mentales.
Recrearse y pasarlo bien, reir a menudo, disminuye las
barreras que nos ponemos frente a otras personas.
Relajarse y administrar la tensión ayuda a tratar la
ansiedad, el pánico y el insomnio.
Meditar mejora la empatía y la estabilidad emocional, reduce
el estrés y el cansancio.
Involucrarse de manera espiritual o religiosa que se enfoque
en el amor y el perdón promueve el bienestar y reduce la ansiedad.
Contribuir altruistamente aumenta la generosidad y el gozo
puede beneficiar la salud mental y hasta quizás extender la vida.
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