"La puntualidad es una costumbre que descansa. Si estás
siempre corriendo para llegar a la hora, estarás en continuo estado de tensión.
Saber que llegas «a la hora» te dará una sensación de calma y de seguridad.
Pero mira lo que sucede cuando de repente miras el reloj y descubres que
llegarás muy tarde. El pequeñísimo shock hace que tenses los músculos. Quien
llega siempre tarde, paga, sin saberlo, un precio: una constante, aunque leve,
insatisfacción consigo misma. Por no hablar del cansancio que da tanto correr
«para apagar el fuego». Y sin hablar del aspecto jadeante y desagradable para
los otros. Y todo eso porque algunos minutos no te parecieron importantes y de
repente te parecen importantísimos…"
SÓLO PARA MUJERES
Consejos, recetas y secretos
Traducción del portugués de
Elena Losada
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