LAS MIRADAS.
Nos miramos. No nos dijimos
nada, en la tarde, nada
de nuestros sentires íntimos;
y volaron las palomas de tus ojos
a mis ojos.
Nos sentimos.
(Vino una brisa lejana
con mil pájaros, dormidos,
llamando a nuestras ventanas)
Nos miramos.
Nos conocimos
por la risa y la mirada.
Abril, lejano,
sopló brisas de latidos,
y tú soñaste mi viento.
Mi viento soñó contigo.
A veces, una mirada
abre cielos infinitos.
Eloy Sagüillo Rodríguez
EL AMOR DEL PRIMER TIEMPO
( año 1962)
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