"Para no llamarte ahogo mi voz en el sonido de las
conversaciones cotidianas, la convierto en palabras que no tienen que ver con
lo que verdaderamente pienso.
Para no llamarte me muerdo los
labios, aprieto los puños. Trato de olvidarme de tu nombre porque tengo miedo
de gritarlo en sueños y que el aire lo lleve a tus oídos y tú, al escucharlo, sonrías pensando que aún te quiero."