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martes, 23 de abril de 2013

El valor de una sonrisa.





No cuesta nada, pero crea mucho.
Enriquece a quienes la reciben, sin empobrecer a quienes la dan.

Ocurre en un abrir y cerrar de ojos, y su recuerdo dura a veces para siempre.

Nadie es tan rico que no la necesite y nadie tan pobre que no pueda enriquecerse por sus beneficios.

Crea la felicidad en el hogar, alienta la buena voluntad en los negocios y es la contraseña de los amigos.

Es descanso para los fatigados, luz para los decepcionados, sol para los tristes y el mejor antídoto contra las preocupaciones.

Pero no puede ser comprada, pedida, prestada o robada, porque es algo que no rinde beneficio a nadie, a menos que sea brindada espontánea y gratuitamente.

Y si encuentras a alguien que esté demasiado triste o cansado para darte una sonrisa, bríndale una de las tuyas; porque nadie necesita tanto una sonrisa como aquél a quien ya no le queda ninguna que dar.

                                                                                                                     (Anónimo)






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