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domingo, 29 de septiembre de 2013

Caperucita Roja.




Erase una vez una niña muy bonita.

 Su madre le había hecho una capa roja y la
 niña la llevaba tan a menudo que todo
 el mundo la llamaba Caperucita Roja.

Un día , su madre le pidió que llevase unos
 pasteles a su abuelita que vivía al otro lado del
 bosque , recomendándole que no se
 entretuviese en el camino , porque cruzar el
 bosque era muy peligroso , ya que siempre
 estaba acechando por allí el lobo.

Caperucita Roja recogió la cesta con los
 pasteles y se puso en camino.

 La niña tenía que atravesar el bosque para llegar a casa de la abuelita , pero no tenía miedo porque allí
 siempre se encontraba con muchos amigos:
 los pájaros, las ardillas...

De repente vio al lobo , que era enorme ,delante de ella.

- ¿A donde vas , niña? - le pregunto el lobo con su voz ronca.

- A casa de mi abuelita - dijo Caperucita.

- No está lejos - pensó el lobo para si, dándose media vuelta.

Caperucita puso su cesta en la hierba y se entretuvo cogiendo flores: 
- El lobo se ha ido, pensó, no tengo nada que temer. 

La abuelita se pondrá muy contenta cuando le lleve un hermoso ramo de flores además de los pasteles.

Mientras , el lobo se fue a casa de la abuelita , llamó suavemente a la puerta y la abuelita le abrió pensando que era su nieta Caperucita.

 Un cazador que pasaba por allí había observado la llegada del lobo.

El lobo devoró a la abuelita y se puso su gorro rosa
 se metió en la cama y cerró los ojos.

 No tuvo que esperar mucho, ya que Caperucita Roja llegó enseguida , toda muy contenta.

La niña se acercó a la cama y vió que su abuela
estaba muy cambiada.

- Abuelita , abuelita , ¡que ojos mas grandes tienes!

- Son para verte mejor- dijo el lobo tratando de
imitar la voz de la abuela.

- Abuelita , abuelita , ¡que orejas mas grandes
 tienes!

- Son para oirte mejor- siguió diciendo el lobo.

- Abuelita , abuelita , ¡que dientes mas grandes
 tienes!


- Son para...¡comerte mejoooor!- y diciendo esto,
 el lobo malvado se abalanzó sobre Caperucitay la
 devoró al igual que había hecho con la abuelita.

Mientras tanto, el cazador se había quedado
 preocupado y creyendo adivinar las malas
 intenciones del lobo, decidió echar un vistazo a ver
 si todo iba bien en la casa de la abuelita. 

Pidió ayuda a un segador y los dos juntos llegaron al lugar.

Vieron la puerta de la casa abierta y al lobo
 tumbado en la cama, dormido de tan harto que
 estaba.

El cazador sacó su cuchillo y rajó el vientre del
 lobo.

 La abuelita y Caperucita estaban allí, ¡vivas!.

Para castigar al malvado lobo , el cazador le lleno el vientre de piedras y luego lo volvió a cerrar.

Cuando el lobo despertó de su pesado sueño,
 sintió muchísima sed y se dirigió a un estanque
 próximo para beber.

 Como las piedras pesaban mucho, cayó  en el estanque de cabeza y se ahogo.    

En cuanto a Caperucita y su abuela, no sufrieron
 más que un gran susto, pero Caperucita Roja
 había aprendido la lección.

 Prometió a su abuelita no hablar con ningún desconocido que se encontrara en su camino.

 De ahora en adelante, seguiría los consejos de su abuelita y de su mamá.


                                                         FIN





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