El ajo, es considerado, uno de los vegetales curativos, más
importantes.
Ayuda a prevenir y curar todas las enfermedades de las vías
respiratorias.
Ayuda a quienes padecen de ácido úrico y actúa como
protector en la calcificación de las arterias.
Previene la hipertensión y la
mala circulación, ya que tiene una acción hipotensora.
Contiene
propiedades anti-inflamatorias, por lo que ayuda a disminuir la hinchazón
articular provocada por la artritis.
En los casos de Artritis Reumatoide puede
ser particularmente benéfico, debido a que el ajo trabaja estimulando el sistema
inmunológico, mejora la circulación y el flujo sanguíneo.
El ajo también
contiene selenio, un antioxidante que ayuda a combatir los radicales
libres, que pueden dañar las articulaciones.
Tiene un alto contenido de fósforo y de azufre, por eso se
destaca como un sedante especial para los nervios.
Aconsejan comerlo crudo ya que cocido pierde más del 90% de
su efectividad.
Por su contenido en azufre, juega un papel esencial en la producción de colágeno que sirve
para
formar el cartílago, que amortigua las articulaciones.
Reduce el dolor muscular y articular,
produciendo un efecto analgésico anti-inflamatorio de las articulaciones
afectadas.
Es muy recomendable como desinfectante, por lo tanto en caso
de picarnos algún insecto extraño, podemos frotarnos con ajo crudo.
El órgano que más se beneficia con el ajo crudo, es el corazón.
Si tenemos en cuenta, que el ajo, es el gran purificador de la sangre, sacaremos como consecuencia que también es el gran fortalecedor del corazón.
Te recomendamos consultar a tu médico antes de comenzar a consumirlo
como un remedio, pues cuando se come en grandes cantidades puede generar
reacciones secundarias como ardor de estómago, sangrado o sarpullido en
la piel.
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