«La felicidad en el matrimonio no es algo que simplemente
suceda, un buen matrimonio debe crearse.
En el Arte del Matrimonio las pequeñas cosas son las grandes
cosas; nunca sé es tan viejo como para no sostenerse las manos.
Hay que recordar decir «te amo» al menos una vez al día, y
nunca irse a dormir enojados.
Nunca hay que hablar al otro solo por ser condescendiente;
el cortejo no debe terminar con la luna de miel, debe continuar a través de los
años.
El Arte del Matrimonio es tener un sentido mutuo de valores
y objetivos comunes, es pararse juntos enfrentándose al mundo.
Es formar un círculo de amor que se alimenta en toda la
familia.
Es hacer cosas para el otro, no en la actitud de servicio o
sacrificio, sino en el espíritu de gozo.
Es hablar con palabras de apreciación y demostrar gratitud
de manera considerada.
No se busca la perfección en sí, el Arte del Matrimonio es
cultivar la flexibilidad, la paciencia, la comprensión y el sentido del humor.
Es tener la capacidad de perdonar y de olvidar.
Es dar al otro una atmósfera en la que cada uno pueda
crecer.
Es encontrar espacio para las cosas del espíritu, en una
búsqueda común del bien y la belleza.
Es establecer una relación en la cual la independencia sea
por igual, la dependencia mutua y las obligaciones recíprocas.
No es sólo casarse con la pareja perfecta, es ser la pareja
perfecta.
Es descubrir lo que el matrimonio puede ser, en su mejor
momento».
Wilferd Arlan Peterson.
Decálogo del Arte del Matrimonio.
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