"Lo que sabe una persona a los cincuenta años, que no sabía a los veinte es incomunicable en su mayor parte.
El conocimiento que ha adquirido con la edad no es el de fórmulas, formas o palabras, sino el de la gente, lugares, acciones, un conocimiento que no se adquiere por medio de palabras, sino por medio del tacto, la vista el sonido, las victorias y los fracasos, las noches sin dormir, la devoción, el amor, las experiencias humanas y las emociones de esta Tierra, y las de uno mismo y de otros hombres; y, quizá también, un poco de fe; un poco de reverencia por las cosas que no podemos ver."
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