Nacisteis juntos y juntos permaneceréis para siempre.
Estaréis juntos cuando las blancas alas de la muerte
esparzan vuestros días. Y también en la memoria silenciosa de Dios estaréis
juntos.
Pero dejad que los vientos del cielo libren sus danzas entre
vosotros.
Amáos con devoción pero no hagáis del amor una atadura.
Haced del amor un mar móvil entre las orillas de vuestras
almas.
Llenáos uno al otro vuestras copas pero no bebáis de una
misma copa.
Compartid vuestro pan pero no comáis del mismo trozo.
Cantad y bailad juntos y estad alegres pero que cada uno de
vosotros sea independiente. Las cuerdas de un laúd están separadas aunque
vibren con la misma música.
Dad vuestro corazón pero no para que vuestro compañero se
adueñe de él.
Porque sólo la mano de la vida puede contener los corazones.
Y permaneced juntos... pero no demasiado juntos.
Porque los pilares sostienen el templo pero están separados.
Y ni el roble crece bajo la sombra del ciprés ni el ciprés
bajo la del roble.
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