Me
falta tiempo para celebrar tus cabellos.
Uno
por uno debo contarlos y alabarlos:
otros
amantes quieren vivir con ciertos ojos,
yo
sólo quiero ser tu peluquero.
En
Italia te bautizaron Medusa
por
la encrespada y alta luz de tu cabellera.
Yo
te llamo chascona mía y enmarañada:
mi
corazón conoce las puertas de tu pelo.
Cuando
tú te extravíes en tus propios cabellos,
no
me olvides, acuérdate que te amo,
no
me dejes perdido ir sin tu cabellera
por
el mundo sombrío de todos los caminos
que
sólo tiene sombra, transitorios dolores,
hasta
que el sol sube a la torre de tu pelo.
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