...En los caracoles,
mare, de tu pelo,
se me ha enredado el alma, y la vida,
y el entendimiento.
Horas de alegría
son las que se van...
Que las de pena se quedan y duran
una eternidad.
Cuéntame tus penas,
te diré las mías...
Verás cómo al rato de que estemos juntos
todas se te olvidan.
Estando contigo,
que vengan fatigas...
Puñalaítas me dieran de muerte,
no las sentiría.
La quiero, la quiero,
¿qué le voy a hacer?...
Para apartarla de mi pensamiento
no tengo poder.
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