Si se desea profundizar en el alma humana y llegar a conocer, no es preciso tomarse la molestia de analizar la manera en que permanece callado, en que habla, en que llora, ni de considerar cuánto lo conmueven las ideas nobles; se obtendrán mejores resultados si uno simplemente lo observa reír. Si ríe bien es un buen hombre.
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