Hace años, no recuerdo donde, leí y copie este artículo. Me gustó y hoy quiero compartirlo con vosotros. No se el nombre del autor por ello no lo publico, pero es muy interesante y puede mejorar la vida. Así que aquí os lo dejo, espero que os sirva y os guste ...
"La vida es un continuo ejercicio de superación. Todos
queremos alcanzar la máxima felicidad posible, y sabemos que esta pasa por
lograr ser mejores personas, pero solemos fallar al enfocar nuestras decisiones
vitales.
En general, las personas no actúan de forma injusta –o directamente
mala– con sus congéneres de forma consciente: lo hacen porque creen que están
haciendo lo correcto, aunque no lo sea, o porque no han valorado las
consecuencias que sus decisiones tienen sobre otras personas.
Muchas veces estamos
tan enfrascados en lograr el éxito (a todos los niveles), que nos olvidamos de
mejorar la forma en que tratamos a los demás, y a nosotros mismos.
Nunca
seremos felices si no logramos antes ser mejores personas y la bondad, como
todo en esta vida, se puede educar y entrenar.
Esto son cinco aspectos que
debes tener en cuenta para ser una mejor persona y alcanzar la verdadera
felicidad.
1. Trabaja la gratitud y el altruismo.
Dice el refrán que “es de bien nacidos ser agradecido”, lo
que no dice es que, además de ser positiva para los que nos rodean, la gratitud
es una herramienta poderosa para sentirnos bien con nosotros mismos y así mismo
el aspecto de nuestro carácter más fuertemente asociado a la satisfacción
vital.
La gratitud nos puede ayudar a superar los traumas y el estrés, aumenta
nuestra autoestima y nos ayuda a disolver las emociones negativas.
La mayor expresión de gratitud es el altruismo: hacer el
bien sin esperar nada a cambio.
Numerosos estudios han demostrado que la
solidaridad está directamente relacionada con el bienestar, la salud, y la
longevidad.
Los actos de bondad hacen que nos sintamos bien con nosotros mismos
y las emociones positivas que generamos hacen que tengamos una mayor capacidad
de recuperación psicológica y física.
Por ello, el voluntariado es una de las
actividades más saludables que pueden realizar las personas mayores.
2. Mantén en buen estado tus redes sociales.
No nos referimos a estar todo el día en Facebook, sino a
mantener la conexión con nuestros amigos, familiares, vecinos y compañeros de
trabajo.
Los buenos amigos deben cuidarse para no perderse y es de sobra
conocida la capacidad que tiene la amistad para generar felicidad en nuestro
entorno.
Las tasas de depresión llevan creciendo de forma sostenida desde hace
50 años y una de sus principales causas es la soledad.
Puedes creer que solo
necesitas a tu pareja, tus padres y algún que otro amigo para ser feliz, pero
lo cierto es que el egoísmo y la desidia en cuestiones de amistad se paga caro.
No en vano, haber descuidado nuestras amistades perdiendo el contacto con
estas, es uno de los aspectos que más lamentamos en nuestro lecho de muerte.
3. Sé optimista.
Las personas pesimistas no son peores personas, pero de
forma casi inconsciente tienden a generar un entorno desmotivador que no es
beneficioso ni para ellos mismos, ni para la gente que les rodea.
Si queremos
mejorar como personas, y ser más felices, debemos pues trabajar nuestra actitud
frente a la vida, algo muy estudiado en los últimos años por la psicología
positiva.
Tal como promulga esta corriente de la psicología, la felicidad no es
algo que se pueda alcanzar: no es una meta, es un estado que debe entrenarse
todos los días.
En el fondo, todo lo que nos rodea puede tener una lectura
negativa, máxime en estos días en los que el pesimismo es abrumador.
Si no
buscamos una lectura optimista de las cosas la infelicidad será una constante y
contagiaremos esta a nuestros seres más queridos.
El optimismo se puede trabajar siguiendo tres prácticos
consejos.
Trata de concentrar tu tiempo y energía en cosas sobre las que tengas
el control, si los acontecimientos te desbordan pide ayuda o cambia de
estrategia, pero no te estanques: el perfeccionismo es una gran fuente de pesimismo.
En segundo lugar, si tienes que enfrentar una situación complicada o
directamente fatídica (como la muerte de un ser querido), piensa que vendrán
tiempos mejores, y transmite esperanza a los tuyos. Por último, haz un esfuerzo
por distinguir las distintas facetas de la vida.
Trata de que las desavenencias
que, por ejemplo, puedan surgir en el trabajo no te afecten en tu día a día
familiar, y viceversa. Esto es importantísimo si quieres cuidar a la gente que
te rodea, ya sea tu familia, tus amigos, o tus compañeros de trabajo, que no
tienen por qué aguantar a alguien de mal humor por asuntos que están fuera de
su alcance y que, en el fondo, no les atañen.
4. Dale menos importancia a los aspectos materiales.
La psicología ha demostrado en multitud de ocasiones que el
dinero no da la felicidad y, aunque la expresión se ha convertido en un lugar
común poco convincente, los datos demuestran que, pasado un punto, el bienestar
material no guarda relación con nuestra felicidad.
Si ponemos nuestra ilusión
en manos de aspectos materiales lo más probable es que labremos una infelicidad
crónica, pues nunca tendremos suficientes cosas.
Uno de los aspectos más estudiados por la filosofía, la
religión y, hoy en día, por la psicología positiva, es lo que conocemos como
“el sentido de la vida”. ¿Qué queremos lograr a nuestro paso por ésta? ¿Cuáles
son nuestras metas?
La caída de las grandes ideologías y el declive de las
religiones han provocado una ausencia de sentido vital que en las sociedades
occidentales es casi patológica.
Debemos plantearnos a diario qué queremos
lograr en nuestra vida y, a buen seguro, nos daremos cuenta de que los aspectos
materiales no tienen ninguna importancia en el sentido último de esta. Las
personas felices tienen unos valores que mantener y unos objetivos por los que
les merece la pena trabajar.
5. Haz lo que amas.
No importa el dinero que ganes: nunca serás feliz si dedicas
tu tiempo a hacer algo que no te gusta.
Está claro que no todo el mundo tiene
la suerte de trabajar en aquello que le resulta más atractivo, pero todos
podemos cambiar a mejor.
Para ello debemos trabajar la autoeficacia: la
confianza y convicción de que es posible alcanzar los resultados esperados para
cada meta propuesta. Evidentemente, no vamos a lograr todo lo que nos
proponemos, pero el problema para muchas personas es que ni siquiera se
plantean cambiar, por miedo a enfrentarse a las dificultades que puedan surgir,
y acaban generando problemas inexistentes.
Este consejo no se debe aplicar sólo a nuestro trabajo.
Quizás, tal como están las cosas, es poco realista encontrar un puesto más
interesante que el que tenemos (aunque sí podemos realizar nuestra labor de una
manera que nos resulte más satisfactoria), pero podemos hacer lo que realmente
nos gusta en nuestro tiempo libre.
Según un estudio japonés realizado entre
jubilados, la tasa de mortalidad es significativamente menor en aquellas
personas que practican una afición concreta.
La ecuación es sencilla: si nos
llena lo que hacemos, seremos más felices, y esta felicidad se contagiará a
nuestro entorno.
Es muy fácil distinguir a una persona que está haciendo lo que
le gusta: irradia felicidad y contagia optimismo.
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