Odio y me espanta la mediocridad.
"¿De qué mediocridad estoy hablando? De la de quienes
no son ni buenos ni malos; de quienes más que vivir se limitan a dejarse vivir,
de los que no tienen ilusiones, ni esperanzas y jamás aspiran a mejorar; de
cuantos rebajan todo lo grande y prefieren arrastrarse, a escalar; de quienes
desprecian todo lo que no está a su alcance y embisten -como dijo Machado-
contra todo lo que no entienden; de los que intelectualmente se alimentan de
lugares comunes que jamás revisan; de quienes no hablan sino de tonterías; de
cuantos dicen que se aburren porque se han sometido a la rutina. De todos
aquellos a quienes puede aplicarse la frase más dura de toda la Biblia, aquella
en la que, en el Apocalipsis, dice el Espíritu al obispo de Laodícea: «Ojalá
hubieras sido frío o caliente. Pero como no has sido ni frío ni caliente, sino
tibio, comenzaré a vomitarte de mi boca».!
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