Tiene que ser verdad, porque jamás he sentido miedo.
No hay mal que por bien no venga.
Gracias a todos los que hicieron de mí una mujer valiente,
luchadora, defensora de la verdad, de lo que es justo, aunque no esté
considerado por las leyes que muchas veces son injustas, y a pesar de todo, a
mi edad no he perdido en el camino la alegría de vivir, el sentido de la
amistad, el orgullo de lo mío, el amor propio, la dignidad, la risa, el
conmoverme al ver tristezas en alguien, en ayudar en lo que pueda a quien sea,
a olvidar los malos momentos y recordar y agradecer a todas las personas buenas
y generosas de corazón que he encontrado y sigo encontrando en mi camino.
Gracias a la mala gente, he podido conocer a las mejores personas que hoy tengo
a mi alrededor. Así que lo dicho ...
GRACIAS, MUCHAS GRACIAS A LOS MALOS DE MI
VIDA.