Nunca es demasiado tarde.
Hay momentos en la vida en que estamos comprometidos a
perseguir nuestras pasiones.
Cada molécula en el cuerpo se centra en hacer lo
que nos gusta.
En otras ocasiones,
la necesidad y la responsabilidad exigen que pongamos nuestros sueños a un lado
y hacer lo que hay que hacer.
Hay muchas otras razones por las que podemos dejar nuestras
pasiones atrás.
Una afición puede perder su atractivo una vez que nos damos
cuenta de que nunca se convertirá en nuestro trabajo ideal.
Alguien importante
para nosotros puede decirnos que nuestras pasiones son infantiles e inadecuados hasta que finalmente nos las creemos.
Olvidándote de lo que te gusta hacer
puede ser una forma de auto-sabotaje.
Si puedes olvidarte
de tus sueños, entonces nunca tendrás que correr el riesgo de fracaso.
Pero el
hecho de que hemos decidido hacer caso omiso de nuestras pasiones no quiere
decir que ya no existen.
Nada puede llenar el
vacío que queda en el espacio dejado por la pasión que hemos dejado de lado.
Además, la vida es demasiado corta como para dejar de hacer lo que amas, y
nunca es demasiado tarde para volver a descubrir tus cosas favoritas.
Si
renunciastes a tocar un instrumento, pintar, dibujar, pasar tiempo en la
naturaleza, o cualquier otra actividad o interés que una vez amastes, ahora
puede ser el momento para retomar esa pasión.
Si no recuerdas en que solías ser apasionado, es posible que
desees pensar en las actividades o intereses que te gustaban o los sueños que
siempre deseástes poder seguir.
No tienes que
descuidar tus responsabilidades para perseguir tus pasiones, y no tienes que
descuidar tus compromisos de hacer lo que amas.
Cuando haces un esfuerzo por
incorporar tus intereses en tu vida, el fuego en tu interior se enciende.
Te
sientes excitado, inspirado y alimentado por las llamas que se desataron por
vivir su vida con pasión por lo que amas.
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