"Sigo aquí rezando, Señor,
Oraciones que aprendí,
pero al preguntar por ti
sigo dudando, dudando,
Señor, por entre la duda ando
entre preguntas desnudas,
esperando que Tú acudas
a despejarme neblinas:
yo te arranco las espinas,
arráncame Tú las dudas».
Lo miro en la Cruz clavado
Abandonado de Dios
y un ruego ¡perdónanos!
se hace culpa en mi costado.
Lo negué. Y Él me ha salvado
De llenarme de vacíos.
Por eso, al sentirle fríos
manos y pies tan esclavos,
yo sé que en esos tres clavos
algunos golpes... son míos.
El Hombre y el Cristo a solas,
Jesús, como tantas veces
yo me achico, tú te creces
como la espuma en las olas.
¿Deshojamos amapolas,
yo las vuestras y éstas vos?
Tenemos prisa los dos,
Señor, Tú esperas, yo espero...
contéstame Tú primero
que para eso eres Dios."
Pregón de Semana Santa.
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