Me tengo que reír. Es que son diferentes. No hay más. Es como comparar un elefante con un ratón. Los dos son animales. Los dos tienen cuatro patas. Pero son INCOMPARABLES. Nada que ver el uno con el otro. Es así. ¿Malo? No. Distintos.
Lo único que podemos hacer ante esto es reír y decidir si eres, o te sientes, ratón o elefante. Punto
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