Busco la hora cárdena del día,
cuando duerme la
tarde en la pradera,
travestida de oro y
fucsias por doquiera,
tiempo de
transparente fantasía,
Añoro esa agradable compañía,
menguante luminosidad
postrera,
parpadeante luz, leve
y somera,
y evanescente y rara
simetría.
Caminando detrás de la abadía,
busco la noche, mi
hada compañera,
porque quiero
silencio y ella espera,
porque busco el color de su agonía.
Es para mí…. La
eterna aventurera,
y por siempre mi
amiga y consejera.
César.
Julio del 2011.
Julio del 2011.
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