"Recuerda, no es la lectura apresurada de verdades santas y celestiales, sino la meditación seria en ellas lo que las hace dulces y provechosas para el alma.
No es el mero toque que la abeja hace a una flor lo que produce la miel, sino su permanencia por más tiempo sobre la flor lo que permite extraer el dulce.
El cristiano más escogido, dulce, sabio y fuerte no será aquel que lee más, sino aquel que medita más."
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