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martes, 5 de enero de 2021

Te va a doler





 Hace poco me encontraba después de mi última relación bastante maltrecha, desilusionada, abatida y con la convicción de "ya nunca más". Nadie merece que yo vuelva a sufrir. No. Y menos a "mi edad". Así que ahora en lo único que pensaba era intentar resolver los problemas que han quedado a raíz de esa ruptura. No puedo explicarme como dejé mi vida en manos de otra persona hasta el punto de encontrarme a estas alturas de mi vida sin nada después de haber trabajado tan duro toda mi vida. Ese pensamiento era terrorífico para mí. ¿Cómo dejé que alguien manejara mi vida y tomara decisiones acerca de todo lo mío.? Pensaba que ya lo único que podía hacer era adaptarme a esta nueva situación y esperar pacientemente a que San Pedro se acordara de mí. Y de pronto se me encendió una lucecita y pensé...¿Esto es todo, aquí llegué. Dónde está aquella mujer valiente, atrevida, tan vital, enamorada de cada pequeño detalle de la vida que siempre tanto amé? Y entonces ocurrió algo, estaba viendo videos en internet y encontré el de una chica que solo se dedica a hacer videos sobre política, pero esta vez no fue así. Miraba fijamente a la cámara, parecía que solo me hablara a mi. Me fijó su mirada con esos grandes ojos azules y me  dijo..."Te va a doler. Sabes que te va a doler..." En ese momento reaccioné. Si. Si, me va a doler, seguro. Pero eso es vivir. Eso es la vida. A eso he venido. A vivir, a querer, a ilusionarme, a crear, a ayudar en lo que pueda, a volver a tener brillo en la mirada por una ilusión, por un proyecto. Tener metas. No he venido a sentarme a verla pasar con un caparazón pensando... No hago, no me atrevo, no sueño, no arriesgo porque me vaya a doler. Pues que duela. Pero mientras llegue ese momento de dolor que puede que llegue o no, me dije... Disfruta. Vive. Arriesga. Sueña. Métete en todos los charcos que te pida el cuerpo, tu cabeza y sobre todo tu corazón. Arriesga porque si no lo haces nunca tendrás la oportunidad de ganar. ¿Miedo, quién dijo miedo? Y entonces oí en mi interior la voz de mi madre que me volvía a repetir otra vez aquella frase que quedó marcada hace muchos años dentro de mí... "Quién de miedo se viste, en la calle lo desnudan". Gracias mamá, gracias. Me he puesto de pie y me he dicho... ¡A vivir que son dos días, y uno llueve.!





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