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viernes, 17 de mayo de 2013

Vanidad.





Un día un cuervo vio a un pavo real de bellísimas plumas que él admiraba muchísimo. 
Aguardó durante muchos días hasta que el pavo real empezó a cambiar sus plumas. 
Entonces las recogió y se adornó con ellas. 
El cuervo estaba muy ufano con su aspecto. Fue al espejo para admirarse. Llamó a muchos pájaros para que acudieran a ver cuan bello había llegado a ser de repente.
De pronto, un fuerte viento que llegó sopló todas las plumas de pavo real y el cuervo quedó de pie, frente a sus amigos, como un pájaro negro desnudo.
De ahora en adelante” me dijo mi padre solemnemente “no te adornes con las plumas de los otros”.
No uses los logros y el talento de otras personas para parecer más grande. Esto es vanidad.




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